Ah aceptación y soledad.... Una me lleva a la otra... Aún cuando la esperanza se resiste en una trinchera sustentada por la fe y la fantasía sabiendo que sólo un milagro la pueden salvar se acerca la aceptación con su sombra implacable cayendo a cada segundo derramando con esa sombra a la soledad, esa soledad que te abraza como en pésame... Que te acompaña en tu intimidad... Te abren los ojos ante la sombra sabiendo que no llegara esa luz de un milagro... Sólo te queda esa trinchera vacía, sin más consuelo que la soledad y su duelo.

Al amparo de la noche.

Al amparo de la noche, con más frío en el alma que el del viento se fundió con ella en un abrazo, un abrazo que aún lo acompaña, fue como una comunión de corazones que se sincronizaban en un mismo sentir, se dedicó a disfrutar cada respiro que daba para sentirla y sentir cada respiro que ella daba entre sus brazos, en ese éxtasis su corazón tomó la palabra y desde lo más hondo dijo algo que había guardado para ese momento.... le dijo en un susurro ese Te Amo cautivo por tanto tiempo, ese Te Amo que luego se tradujo en besos en su cuello, en su hombro, en su mejilla, tomó su rostro con las manos y admiró a la luz de un poste cada detalle de su belleza, su corazón no pudo mas y la besó con cada fibra que la sonrisa de su amada hace latir, la beso con todo su amor, toda su ternura, como queriendo alargar ese momento finito infinitamente, y aún besándola con el alma se alejó con un gozo que lo hace sonreír solo de recordar el amparo de aquella noche.

Sabes que de mi puedes tenerlo todo si tú así lo quisieras, que eres esa mujer que me mata y me devuelve la vida, esa mujer que sabría que mis hijos estarían orgullosos que fueras su madre, la que por algún motivo el destino me hace ver que no te merezco, que serías esa compañía que me gustaría tener hasta el fin de mis días y a pesar que sé que tu no piensas ni sientes lo mismo te bendigo por no aprovecharte de eso.

Alabado el segundo en que el milagro de un sentimiento te hizo carne.
Alabado cada segundo que te ayudó a crecer y ser quien eres.
Alabada cada decisión que tomaste y nos hizo coincidir.
Alabado el soplo de Dios que te hace estar viva.
Alabada la luz de tu alma que sin bastarle tu mirada utiliza tu sonrisa.
Alabada la alegría que me da el conocerte.
Alabado el sentimiento que me despierta cada segundo que comparto a tu lado.

Reprendí mis demonios, me lavé las manos, escuché al Espíritu, leí tu voz y tú respiraste la mía, te escuchaba al leerte y tú escuchabas mi aroma, me bañaste en sangre y así quedé limpio, y luego de tu grito me diste la mano para levantarme de mi tumba, solo hasta ahí supe lo que es estar vivo.

Y yo que pensaba que hace falta más que una mirada para doblegarme, que decía que un rostro bonito no basta para que yo me anime a conversar con alguien, que creía no había más placer que la plenitud de el contemplar a Dios en la naturaleza, que no había más perturbación que un plan fallido, precisamente yo tenía que encontrarte para que Dios me mostrara que tu mirada me doblega, que tu rostro me dspierta el anhelo de conocerte, que se puede contemplar a Dios admirando tu mirada, y que me perturba la idea que tu no quieras ni verme.

Orquidea pura de pasión devorante, extrañaba ver radiantes tus pétalos bañados de feliz rocío, extraño tu perfume divino y la paz que me brinda el contemplarte y el admirarte con mi declarado deseo de poder besar y deleitarme en tu terciopelo amoroso.

Ven, sin miedos ni prejuicios, sin falsas emociones, sin remordimientos, ven, tómame de la mano, dibujemos y vivamos un mundo para nosotros, ese mundo donde bien sabemos ser felices, ese mundo paralelo al real que nos haga recordar que vale la pena vivir, ven, se mi mundo por un eterno segundo y dame como equipaje en la sepultura la plenitud de la felicidad de tocar el cielo con las manos siendo mía mientras vivo en ti que eres mi mundo.

El amor es un don de Dios que nos regala en cada mujer, tu no eres la excepción, tu eres el cause de ese río de amor que proviene de nuestro Dios que en su misericordia me hizo conocerte y como animal sediento me pone de rodillas a tu orilla suplicante por esa agua dulce.

De los destellos más hermosos que hasta el momento yo haya visto como un amanecer al amparo del lago de atitlán, la luz de una vela en los ojos de un niño en su cumpleaños, una luna en antigua guatemala añado emocionado y gozoso esa mirada capturada en tu fotografía.

Bien sabes que tengo defectos, bien los conoces, sabes que pueden haber hombres que tengan menos defectos, incluso que no tengan los defectos que más odias de mi, sabes bien que pueden haber hombres que pueden hacerte más feliz que yo en todos los aspectos, incluso puede que lo hagan en todos los aspectos al mismo tiempo, pero dudo que puedan tener la solvencia de decirte a los ojos que no hay día que no te piensen y que entre todos sus defectos pone lo mejor de si para hacerte la mujer más feliz que pueden llegar a hacerte así como yo estoy dispuesto hacerlo, así como de aceptarte sin cambiar de ti nada más que loq ue tu quieras cambiar.

Mi canción de la alegría.

Eres luz, eres sombra, recuerdo, realidad y fantasía, mi país de las maravillas, mi tierra santa que bien se no es mi tierra prometida, eres ella, a quien sueño y busco en otras pero nadie se asemeja siquiera y ninguna logra que mi alma se eleve como incienso en oración a tu altura, la más inmaculada princesa que mueve mi más baja pasión, eres ese don, ese latido, la frustración en alarido de mi piel y mi vida que como ramos se colocan a tu paso como bienvenida que reprende toda clase de despedida, eres tu a quien quiero consagrarme, mi canción de la alegría.