Mi condena no está en esa curva delirante que dibuja tu cadera, no está en el compás de tu andar, no está en ese hermoso par de piedras de jade negro que brilla en tu mirada, mi condena no está en la mágia de tus labios, no está en la alegría de tu espíritu ni en el susurro de tu voz, tampoco en el azabache de tu cabello ni en el canela de tu piel, menos aún en el deseo que me despierta tu cuerpo perfecto... mi condena está en que aún sabiendo que eres intocable se me antoja disfrutarte.

He visto mujeres que derriten con un solo movimiento de su cadera, mujeres que como Medusa pueden dejar inmóvil y rígido a cualquiera, mujeres que son la sola insinuación de su escote hacen sentir más de un escalofrío, mujeres que no hay columnas griegas que igualen la majestuosidad y la perfección de sus piernas, mujeres que vuelven la curva de su espalda el tobogán de los deseos de todo hombre que la acaricie solo con la mirada, mujeres que con el vuelo de su cabello pueden hacer olvidar el tema una amena conversación, otras que logran que no haya más prioridad que el pasar una fría tarde perdido entre sus brazos, las hay que pueden lograr todo lo mencionado al mismo tiempo… pero tú, por ser quien eres, por todo eso intangible que solo el calor de mi alma puede apreciar en ti, haces que ignore a cualquier otra mujer porque tú logras todo lo dicho y algo más, hacerme un mejor ser humano, porque para quedarme contigo no solo me das las ganas, también me das razones.

Sé que no me conoces, sabes que no te conozco, no vengo a pedirte nada más que solo un momento de tu atención; estoy aquí no por una obsesión, tampoco enamorado, menos queriendo hacerte creer que te amo para siempre... vengo aquí, debo reconocerlo, impresionado por tu belleza, me encanta la perfección en cada detalle de tu rostro, desde tu cabello hasta tus hombros, y me es inevitable admirarte de vez en cuando por que ciertamente es necesaria una dosis de belleza cada día para sentir que la vida es hermosa... tal vez me veas como un perro del montón que con lujuria en la mirada pretende ingenuamente poseerte... pero no me considero del montón, porque no quiero acosarte y sin pretender que respondas de manera amable a lo que digo solo quería que supieras que con tu belleza eres capaz de alegrarle el día a alguien; bendita sea la genialidad que te hizo tan hermosa.

Yo te recuerdo, entre aquellos sueños que acabo de engavetar en lo inalcanzable, en aquellas oraciones que mi inmadurez elevaba con devoción, te recuerdo entre aquellos poemas que me inspiraste antes de conocerte, entre mis brazos siendo ofensivamente felices comparados con las tragedias del mundo cuando soñaba despierto, te recuerdo esperando que fueras tú en los besos que probé, en los sudores que compartí, en aquellas almas donde te amé.... yo si te recuerdo y no sabes lo feliz que me hace saber que existes, que vives, que estés bien aunque el tiempo no nos alcance para más, aunque las ganas no te alcancen, aunque la circunstancias no me permitan más... yo si te recuerdo.

Para mí no eres un centro turístico ni balneario, menos un centro de recreación, no quiero que me des una oportunidad para contaminarte, para depredar tus recursos y dejarnos en agonía; para mí eres un santuario donde se reconoce la mano de Dios en cada creación que a través de mis ojos toca mi alma, una pincelada viva de ese Edén como promesa de una vida en abundancia, antesala al paraíso, muestra pura y latente que en contemplación de Dios, de su amor derrochado en ti se puede vivir por él, con él y en él.

Bendigo cada suspiro que provocas, la eficacia de tu cuerpo para hacerme sentir vivo, la audacia de tu mirada para despertar mi ternura, la claridad para saber lo que quieres, tu picardía para saber lo que necesitas, tu discreción para no decirselo a cualquiera, tu dignidad para saber quien lo merezca; me arrepiento de los sentimientos que despiertas, de la sangre que delata mi instinto, de la malicia que despierta tu divinidad, de las cosas que llego a pensar, de las cosas que me dan ganas de decir, de las cosas que me haces callar, de la lujuria que se apodera de mi, de las ganas que no logro saciar... y no me arrepentiría de tanto si tuviera la dicha de ser el que buscas.

Como esa gota de sudor que desliza en tu columna, como ese cosquilleo de una mano travieza que se cuela debajo de tu blusa, como ese primer trago de café del sábado por la mañana, como ese baño de agua tibia después de un día pesado, como esa llamada de media noche, como ese mensaje de buenos días, como ese temblor involuntario de cada orgasmo, como el escalofrío de ese beso en el centro de tu espalda, como esos dientes que se deslizan por la piel de tu cadera, como esa respiración y esos besos que torturan en tu entrepierna, así es como se siente cada vez que me miras, cuando me tratas con ternura, cuando te abrazo, tu resumes en un segundo de tu compañía todo lo que quiero vivir el resto de mi vida.

Plan

Vengo a compartir contigo un plan, estoy dispuesto a invertir lo que soy y lo que tengo, mi principal objetivo es ser feliz, dispuesto a asumir retos, a ser constante, a no rendierme, quiero cumplir sueños, los míos y los de quien me acompañe, en momentos que haya que celebrar hacerlo a lo grande, tanto logros individuales como los comunes, en momentos en que las cosas no vayan tan bien ser apoyo y sentirme apoyado, velar por el crecimiento propio y de quienes me redeen, dar lo mejor por mi felicidad y en especial de quien me ayude y me haga feliz, compartir trinchera con brazos abiertos, sin reservas, sin miedos... y tú que tienes que ver con todo ésto?... bueno, es que quiero y deseo que seas tu quien me acompañe y anhelo que quieras acompañarme... vienes?

Shhhh… no digas nada, solo pido que me escuches… no sé si peco de abusivo, si peco de sincero o si mi pecado es tener buen gusto, pero tienes esa capacidad de generar en mi sensaciones que difícilmente puedo callar… Me encantas! Me gustas! Tu sola imagen juega con mi imaginación, yo sé que no haces algo para provocarlo, sé que no es tu intención despertar cosas en mí, pero mujer… por Dios mujer… qué hago? Tampoco es que yo pretenda que me gustes tanto, no me lo propongo, y aun sabiendo que para ti soy un anónimo que prefieres que siga siéndolo, has de saber que me tienes dispuesto a mucho para intentar ser alguien en tu vida porqué tú, en éste momento, eres mucho… y puedes llegar a ser todo si tú así lo quisieras… mi cuerpo reacciona solo con el recuerdo de mi contemplación de cada milímetro de tu silueta, de mi minucioso estudio de tus curvas, de tus atributos, tratando de hacer un cálculo mental de tus volúmenes, de todas tus dimensiones… esa mirada… Dios mío esa mirada!... lo que anhelo que esos parpadeos sean dirigidos hacia a mí, que esa sonrisa me la dediques… me resultas más deseable que una feliz navidad…. bendito sea tu cuerpo y lo que es capaz de hacer sentir, bendita sea tu naturaleza de mujer, bendito sea todo aquello que te enamore y te inquiete, bendita la hora en que sea capaz de inquietarte tanto como tú a mí.

No quiero mentirte ni mentirme, en verdad te digo que no te pido que me entregues tu cuerpo las veces que tu quieras, no quiero tu cuerpo para calmar mis ganas, ni quiero llenarte de sueños ni promesas para lograrlo... tu eres mas que ese cuerpo que me deja ensimismado, si algún día me das tu cuerpo lo quiero junto con tu corazón, con tu alma; quiero que seas esa mujer que haga sentir orgulloso de ser tuyo, que te sientas orgullosa de ser mía, quiero entender lo que necesitas al leer tu mirada, quiero que me entiendas que me entrego todo con solo una caricia... pero para eso lo único que te pido es una oportunidad para demostrarte que quiero luchar y superarme a mi mismo para ser mejor para ti a tu lado.

Me encantaría ser esa compañía idónea que tu piel anhele en esas noches en que la soledad no es necesaria, ser el remanso de esa piel que arde como llama que ilumina, que calienta, que abriga, tu cuerpo tiene ese condimento que hace que mi cuerpo despierte de letargos.

Me encantaría ser ese hombre que te haga desear no huir, ese hombre que quisieras que en las noches fuera tan gentil como tu alma lo desee y tan despiadado como tu cuerpo lo necesite, cuando los gemidos que nacen del deseo se agolpa en tu garganta... que linda espalda, linda estructura, esa cortina de hebras de hermoso crin de una gallarda y hermosa potra pura sangre, inevitable desear domar con ternura, cariño e ímpetu de varón digno de recorrer a galope praderas de pasión reverdecidas por tu deseo.

Soledad a ti.

Sáname este vacío de tu ausencia, convénceme que ya no vale la pena sentirlo si es que ya no quieres volver, asegúrame que tendré momentos que me hagan olvidar que ese dolor ahí está; al parecer no tienes ni idea de lo que puede llegar a doler tanto silencio, tanta distancia, tanta ausencia, tampoco creo que sepas que ese vacío que dejas por almas como la mía es irremplazable; haces falta, mucha falta, no por lo que tienes, sino por lo que das, no por quien me gustaría que fueras o por quien fuiste, sino por quien eres y soy en ese tiempo que le tomamos prestado a nuestras vidas para poder vivir ese tiempo nuestro.  Comprende que no hay desvelos, que no hay notas, que no hay poemas, que no hay libros, que no hay conocimientos ni otros corazones ni otras personas que me hagan olvidarte ni acostumbrarme a la idea que ya no estás ni estarás, ni hay compañía que me quite esta soledad de ti.

Ni como el Sanhedrin que desprecia la verdad, tu realeza y tu autoridad a pesar que guían y que conocen tu palabra; ni como Pilato que se lava las manos y no te defiende por quedar bien con la gente; ni como aquellos que gritan y siguen lo que los demás hacen sin saber el porqué, que así como hoy te alaban y te hacen alfombras, después piden tu muerte y se gozan ante tu sufrimiento; ni como Herodes que se burla de ti porque nada material le falta; ni como tu propia familia que se avergonzaba de ti y en su corazón preferían verte muerto antes de tiempo.
 
Prefiero ser salvado de ser lapidado por tu amor; prefiero ser como aquel muchacho que doy todo lo que tengo en tus manos para que tú lo multipliques y ser bendición para todos a través de tu gloria; tener la fe y la confianza de aquel centurión que sabe que con solo tu palabra puedes hacer lo que quieras reconociendo tu autoridad y tu poder; la humildad de sin pedirte nada y sabiendo que no soy digno poder ungirte con lo más valioso que tengo; prefiero ser como aquel leproso que regresa a tus pies a alabarte después de ser sanado para poder luego ser salvado cuando me reconcilio contigo.

Porque sé que te entregas a pecadores, porque sé que das tu misericordia a quien más la necesita, porque viniste no por justos sino por pecadores, porque sé que es más valioso amarte para seguirte, conocerte y escuchar tu palabra para que obre en mi tu gracia y no tener que ver tu gracia y conocer tu palabra para luego amarte, porque mi vida y mi salvación valen una gota de tu sangre derramada es por ello que acojo con mi alma enferma toda tu divinidad hecha pan, porque más que mi señor eres mi amigo ya que diste tu vida por mí, porque rebajándote a mi altura me elevaste a la tuya haciéndome hijo del Padre y por lo tanto tu hermano, no puedo decir más que gracias.

Cuando algo tan valioso uno lo da a un precio tan barato y de manera tan cotidiana, tarde o temprano llega a ser menospreciado.

Vuelve tus ojos hacia mí, intento seguirte, mi alma en oraciones te grita, ofensas hacia ti me hacen tropezar, caer, pero intento levantarme para seguirte, ya no quiero esconderme de ti por la vergüenza de haberte fallado, ya no quiero sentir esta angustia que me hace sentir que mi vida no vale la pena por traicionarte, por venderte y no recurrir a tu misericordia que es más grande que cualquier pecado, tampoco quiero ser como ese muchacho que prefiere huir desnudo que ya no seguirte, a ti que conoces como nadie mi desnudez, de mi alma y de mi cuerpo, sáname señor, déjame ver tu grandeza, cura todas mis dolencias, en especial de mi alma, yo sé que si quieres puedes, pero si no lo haces dame el gusto de ver como te glorificas en mis dolencias para la bendición de muchos.

Dos almas, a penas dos instantes que se cruzan en un eterno recuerdo, se encuentran, se pierden, se buscan, se reencuentran, pero jamás se olvidan; procuran además en cada recuerdo hacer una huella más honda que la anterior, regalarse felicidades prometidas, siendo quienes quieren y necesitan ser, compartiéndose momentos muy suyos que nadie más debe conocer, esos dos caminos somos nosotros, esas manos que se entrelazan sin haberse tocado aún, esa piel, ese aroma, ese cariño que por un segundo se vuelve infinito, ellos somos nosotros, ellos merecen ser felices, de nosotros depende.

Hoy descubrí que no es cierto que me querías en tu vida, que no es cierto que me extrañes, que no es cierto que me quieras por quien soy, ni por lo mejor que puedo darte; me di cuenta que yo solo era el que te daba lo que necesitabas sin que yo te pidiera nada, pero no quisiste hacer algo para dar lo mejor de ti, aun así no fuera lo que yo necesitaba, te acostumbre a no hacer algo por despertar en mi las ganas de no perderte y ni lo mejor de mí fue capaz de despertar en ti las ganas de no perderme, al final no fui alguien para ti, solo fui un grupo de cosas que hoy ya no necesitas y por lo tanto ya no necesitas tenerme, y si en algún momento solo te limitaste a recibir lo mejor de mi, lo que pienso y lo que siento, espero que ahora te limites a hacer lo mismo.

Después de mi esclavitud, luego de despertar de mi acomodamiento de maltratos y migajas decidí liberarme; ando errante por el desierto, deseando encontrarte, y después de tanto andar estaré contigo, mi anhelada tierra prometida, te liberaré de esos reyes y pueblos que te han poblado solo extrayendo de ti todo lo bueno que tienes, borraré de ti cualquier rastro de esas épocas, brotarán de mi ríos de leche que te cubran, te hidraten, te nutran, que te hagan fecunda y fértil, brotarán de ti ríos de miel que me endulcen, que me sacien, me harás sentir que no fue vana mi búsqueda y que no fue vana mi espera; seremos nueva tierra sin pasado para nueva simiente, seremos uno cubiertos al mismo amparo y por nosotros serán benditas las generaciones que edifiquemos, pero antes seguiré acá en éste desierto, purificándome para ser digno de ti, y tú seguirás con marcas de otros reinos que no hacen otra cosa que lucirte como presea, sin cuidarte como un tesoro.