Tiempo, lienzo infinito donde convive el pasado, el presente y el futuro, el presente siempre en el filo del pasado y el futuro, segundo a segundo, encargado de volver inalterable el segundo anterior mientras desgrana al futuro que es moldeable y amorfo, el pasado que desde su petrificada estampa manipula al presente para darle forma al futuro que pronto será pasado, y el futuro tan lleno de regalos, posibilidades e infinitas opciones que el injusto presente se encarga en limitarnos esas opciones y nos obliga obligado por el pasado a elegir solo una opción a la vez… y en ese lienzo, secuestradas por el presente se encuentran nuestras conciencias, nos dejamos llevar aunque a veces creamos tener el control, y aunque no lo creamos, el futuro a veces lleva consigo herramientas que nos sirven como telescopios para ver al pasado que nos ayuda a entender decisiones que tomamos en aquel presente ya lejano, a veces el futuro nos ayuda a evitar que el pasado manipule al presente, por el contrario nos ayuda en ese puntual presente a que lo iluminemos con ese inalterable pasado. (DQ)

Quiero escucharte y acariciarte con la atención y sensibilidad de un ciego, hablarte cómo una madre a su bebé, verte con la profundidad y detalle de un sordo, tratarte con la ternura de un bebé, ser lo suficientemente sabio para aconsejarte de manera acertada, ser lo suficientemente niño para que extrañes lo feliz que eres conmigo, quiero amarte como lo que eres: lo mejor que me ha pasado en esta vida, despertar en ti la fascinación que una experiencia nueva y enriquecedora despierta en un niño. En fin, quiero tratarte con toda la profundidad y detalle que mi alma alcanza, afinar mis sentidos para disfrutarte en todos tus detalles. En fin, quiero ser en tu vida lo que tú eres en la mía. (DQ)