Te confieso que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
De pensamiento por mi lujuria cuando te veo.
De palabra por mentirte en nombre del pudor y decirte que te quiero cuando en realidad te amo y te deseo.
De obra al hacer cosas que van en contra de lo que despiertas en mí.
De omisión por no decir y no hacer lo que solo en mi pensamiento nace, vive y muere.
Y si… todo por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
(DQ)