Fue tal su perseverancia, constancia, atención y paciencia que esa mañana logró que ella se dijera a si misma:
-Qué tal si….
Y ya camino a su trabajo, decidida a darse una oportunidad a su lado
más por mérito de su lucha que por el gusto que ella sentía por él,
esperó ansiosa la llamada matutina de los buenos días que había recibido
sin falta durante los últimos meses, pero esa llamada nunca llegó.
Esperó entonces ese mensaje de buen provecho al final el almuerzo, el cual tampoco
llegó. Casi llegando al final la tarde, ella esperaba tragarse su
orgullo a empujones de su preocupación y pensó llamarlo cuando llegara a
su casa para saber si estaba bien.
Estaba a punto de contestar un
correo para coordinar una reunión la mañana siguiente cuando un muchacho
acarreando como podía un enorme arreglo de 48 rosas se asomó por su
oficina a entregarle el presente, ella segura que había sido él quien lo
enviaba no pudo disimular su emoción y le indicó que lo dejara sobre su
escritorio, haciendo espacio como pudo, nerviosa buscó la nota, la
abrió y la leyó sin parpadear… entonces supo que sería vano llamarlo,
incluso volver a pensar en un futuro compartido… él ya había decidido
por los 2 e hizo lo que ella también hubiera hecho, aprovechar a ser
feliz dándose una oportunidad con alguien más.
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